martes, enero 04, 2011

Tender el candelabro al fantasma que te visita. Ver a los vivos, muertos, en esa vigilia hostigante de quien piensa en el sueño antes de quedarse dormido. Temer a la locura más que a la muerte mientras tus manos desconectan los teléfonos por el terrible espanto latente de que alguien te esté escuchando. Ver a los vivos muertos. Tender el candelabro al fantasma que te visita y no creerle porque, después de todo, los fantasmas no existen.

Sé que mi padre ha muerto, sé que dios no existe y el cielo es un cuento. Creo que estoy perdiendo un juego al que nunca acepté jugar, creo que mi temple se inclina siempre ante la fragilidad, creo en John Lenon antes que en Marx. Y aun así, ahí está. Imperturbable, el espectro no se me quita de los párpados ni con los ojos bien cerrados.

"Largo, vete, que no quiero verte", lucho en vano con la pena de ver caer mi mundo entero, mi mapa perfecto de datos científicos y fusiles de madera. Me ladran cerca de la panza una infinidad de dolores que ya no siento. No tengo remedio, estoy ante un espectro. Acepto lo que tengo delante. Se me arruga la frente en la acción de sentir consuelo en no escucharlo emitir sonido.

Sus dedos parecen dolidos, con las uñas comidas casi hasta la carne, con la piel amarilla por el tabaco. El pelo enrulado con grandes huecos, los bigotes de señor de pacotilla venido a menos y la sonrisa bonachona de borracho simpático no dejan lugar a dudas: enloquecí y estoy viendo al padre que sé que ha muerto.

Del bolsillo de su camisa rosa viejo saca, despreocupado, un atado de cigarros rubios. Retira uno del montón, busca algo que no encuentra entre sus ropas y me mira... Tender el candelabro al fantasma que te visita.

viernes, noviembre 12, 2010

Me absorbieron la cordura un par de meses de amargura.
Las fronteras del cariño se borraron, asustadas,
Para dejar que lo invada todo el pesimismo.
Flirtreo como siempre con la idea del suicidio
Y me mutilo los sueños con ardor:
"Se acabaron los poemas de amor", sentencio.
Me veo a mí mismo desde lejos, pequeñito,
Justo ahí donde no hay consuelo,
Donde ruega el penitente ser un desamparado,
Porque al menos al desesperar se siente algo...

-¡No está perdido quien pena!

Escucho el repique de una voz en las tinieblas.
Todos los tambores de la selva húmeda
Se armonizan en un trueno de esperanza
Al descubrir mi propia voz, antes desierta,
Ahora envuelta en el ardor de la guerra diaria:
¡Hay que pagar las expensas, che!
¿Qué hago yo gimiendo cuando siempre he sido el que ladra?
Silencio a las campanas de la parca embarrándome las manos.
No me inclinaré cabizbajo todavía,
Aferrado como estoy a dos verdades:
No está perdido quien pena
Y no hay frontera que contenga
al cariño.

jueves, julio 01, 2010

Los Niños Jueces

El aljibe estaba fresco al refugio
De la sombra del ombú, el arbusto.
La sed moría despacio, tan despacio
En la aridez del Monte Salado.
Los Niños Jueces jugaban con su cabrito
Al tiempo en que el Sargento Ahorcado
Patrullaba los llanos con aires de gato.
Los Niños Jueces no han ido a la mina
Y no están trabajando. Sargento Ahorcado
Es un hombre correcto y conoce sus deberes;
Del gusto a sangre y sus placeres, supone,
Se desprenden los verdaderos menesteres.
Su palabra es ley. Su cinto es el verdugo.

El cabrito cae en la tierra roja
Al tronar sobre su cuerpito una bala rauda.
La bala presagia la clara venganza:
Los Niños Jueces se mueven veloces
Y al Sargento tiran al aljibe fresco.
El balde apresa la cabeza del oficial
Y Ahorcado expira entre quejidos inhumanos.

Más triste que no tener un destino
Es saber que al destino lo asegura el poder.
Sufre una madre en su casa de barro,
Los inocentes se manchan de culpa.
Los Niños Jueces cantan bajito en cuarto cerrado,
Mirando traz las rejas el aljibe sombreado.

martes, junio 29, 2010

Este Tipo Está Hablando del Faso

El delito más salvaje, ya no estoy seguro de que sea quedarse quieto.
Peligro, resuena en mis orejas.
¡Cuidado! Se desliza a mis espaldas
Un hombresillo totalitario.
¡Qué absurdos son los hombres
que no se miran al espejo!
Qué pequeños son los sueños
De aquellos maquiavelos disfrazados.
¿Cómo puede ser que tan evidente engaño
Sumerja a tanto perejil paspado
En absurda letanía?
¿Cómo pude creer YO en semejante delirio?
No, ya no levanto banderas.
Ya no me importa qué color tenga el pensamiento,
El más digno sentimiento es el de pasar de moda...
Ojalá caiga en el olvido, si la memoria
Sólo recuerda la guerra y no la Historia.

martes, mayo 19, 2009

Palo Y A La Bolsa

El sincopado del retoño, un subterfugio...
Cae a tierra tarde o temprano, algo se ensucia.
La violencia más allá de la escencia,
El calis que contiene a la vida hecha girones.
Somos un proceso entre varios, una totalidad sangrante
Que vierte sus jugos en un eterno sol naciente;
Somos la parte de algo que duele
Y se pare a sí mismo a cada instante.
Desequilibrio constante, equilibrio mutante.
¿Yo? Un fulano, sin ojo en la frente.
Veo que estoy preso o inmerso
Y estoy bien dispuesto a disiparme.
¿Yo? Mientras vivo soy la sangre, luego...
¿Luego?
La sangre permanecerá sangre,
Aunque la sangre será distinta:
Un péndulo que oscila en dimensiones infinitas.

miércoles, abril 29, 2009

En el cuerpo, siempre en el cuerpo está la cruz.
El brazo se deshace en contorsiones estrafalarias
Desesperando al ver que los dedos fallan. Desatino.
El pecho, un cuerno. El rostro, un misterio.
Mi propio rostro.
Los ojos indecifrables, en silencio pero llameantes.
Sinécdoque de espasmos involuntarios afila un dardo,
Apunta al centro del desengaño:
Veneno de revolucionario en mi copa.
¿Y por qué no dar rienda suelta a mis caprichos?

Alguien me dice que vamos ganando...
-¿¡Ganando qué!?
-No seas idiota, eso no es lo que importa.

Una cascada de emociones sancionables
Y ni una palabra para describirlas.
De nada sirve encomendarme a mis musas,
La una sorda, la otra tuerta y la tercera, rusa.
La una no me escucha, la otra distorciona y la tercera ¿Qué importa?
Es la más bella y astuta y, sin embargo,
Lo mismo vale que fuera muda.
No percibimos más que la noche oscura y, sin embargo,
Sus ojos brillan con luz de luna nueva.
Guían, quién sabe a dónde. No hay un mapa para este territorio
Quizás perdido entre los sueños de un torturado,
Seguro lejos del norte.

Estamos - estoy- nadando en el río de los muertos.
Somos hombre y tres quimeras frente al rugido
de mil espíritus quebrándose.
¿Devendrá el capricho de un dios en
En camino amarillo?
Vagaré - vagaremos- hasta entonces, pero
¿Quién arrullará los llantos?
Quién aplacará los gritos?
¿Dónde han escondido los fusiles?

Somos hombre y tres quimeras contra la noche entera.

sábado, abril 11, 2009

Queridos leectores:
Por situaciones circunstanciales, la compañía se ha visto imposibilitada para publicar nuevas entradas. Tal vez, cuando la crisis mundial del capitalismo se pase de largo y arriben tiempos de bonanza económica digna de los años noventa, flamantes publicaciones puedan ser incluidas. De momento, deberán ser pacientes. Sepan disculpar las dificultades causadas (conocemos el rol fundamental que es este blog juega en vuestras vidas cotidianas).

sábado, febrero 14, 2009

A Fulanita de Tal

Viajo en letras sifilíticas
Hacia paisajes ciclópeos e inestables,
Árido como un vendedor de seguros.
Me desvivo por el recuerdo de un amor desolado
Que jamás sonó a violines;
Espero, como entumido, entre desechos de curtiembres
Algún latigazo de la suerte.
Si es cierto que vine al mundo para pegarme un tiro
¿Por qué todavía respiro?
Tengo un reloj que pierde las horas entre las once y las seis;
La respuesta: al caer la noche ya no soy yo mismo.
En ese momento entiendo que el tiempo
Es un invento, y la vida una sonfonía disonante.
Al caer la noche, ya no soy yo mismo,
Existo, casi exclusivamente para ese par de ojos negros
Que aun no he visto.

Muñeira de las Falsedades o Cuando Uno Nace Sin Superyo

Bajo la lluvia ácida,
Terremotos de falasias me expulsan
Como un bólido, atraído al epicentro
De tu locura.
Me zambullo en cada charco que encuentro
Y salpico borbotones de perfidias
Mientras sueño con tus besos incorrectos.
Entre una tormenta de indecisiones
Y claroscuros misóginos
Encuentro tus ojos.
-Lo he dejado- me mientes.
-No puedo creerte- miento, creyéndote.
El cuarto de hotel de siempre
Nos recibe con el cariño de un amigo
Que no hemos visto en meses.
Terremotos, borbotones, bólidos que,
Cuando tu locura se agota,
Vuelven a dejarme mudo
Bajo la lluvia ácida.

miércoles, febrero 11, 2009

De Frante Marchen, Zapatillas.

I
Va al diecisiete,
¡De frente marchen zapatillas!
Que resistan las costuras,
La muerte está ahí enfrente.
Redoble de tambores rojos,
El bosque oscuro muje ante sus ojos.
Atrás quedaron los altos días de gloria
Y pretendida gracia divina.
El bamboleo de las hojas lo hace temblar.
Enmudece del espanto;
El viento robó su compostura
Sólo por un momento.
Sigue adelante, camina recio
Con rumbo fijo a desgracia muda.

II
La amargura se cierne
Sobre aquel supuesto aventurero.
Pierde la templanza al caer la noche.
Arma un fuego con lo que encuentra,
Se serena. El cansancio asoma,
Se desmorona su atención sobre el fogón
Y se queda dormido.

III
En la cúspide de su sueño intranquilo,
El rujido del jaguar...
Desesperación no lo describe del todo,
El sustantivo nos queda corto.
La garra, siempre certera; el dolor punzante.
Los gemidos, los sufridos gritos,
Los alaridos calcinantes
Ceden ante la primer gota de sangre.
Se asfixia...
Otra vez el sueño, tranquilo ahora,
Le reprocha triste la firme marcha
De sus benditas zapatillas rotas.

jueves, enero 15, 2009

Donde estaba Dios, Libertades conjugadas resistiendo.

lunes, diciembre 29, 2008

El sol de enero,
Más caliente de lo que acostumbra,
Me nieva en los ojos;
Por algún motivo no me alumbra.
Estoy perdido y ciego
Entre reflexiones oscuras:
¿Qué será de mis hijos?

Desde la sangre de mis padres perdidos,
La derramada en la batalla sin tregua,
La respuesta austera arriba en susurros:
-Fé.
Frunzo el entrecejo desconcertado
Y no presto oídos a esas patrañas,
Me resuenan a iglesia.

La sangre peregrina aun inciste
Un rato antes de irse:
-Fé -repite, agotada.
El puntiagudo mensaje impacta por fin,
Al tiempo en que el aliento
se escapa rumbo al mar.

La nieve en los ojos no se quita
Pero se anima a lagrimear.
Caigo de rodillas abrumado
Por las ganas de creer
Y exclamo, conmovido:
-Fé! La única justicia es el azar.
¿Pero qué será de mis hijos? ¿Qué será?

Me ha dicho la sangre "lo que sea",
Me ha dicho el silencio "no hay volver a nacer".
Me ha dicho un fulano que la vida es sueño,
Me ha dicho un amigo que habría que recrudecer
sin dejar de ser tierno.
Tengo la gloria eterna
Pesándome en los hombros,
La muerte a mis espaldas
Lamiéndome la oreja y,
Apretándome las sienes,
La soledad.
¿Puede eso llamarse vida?
Renegaré ahora mismo
De la gloria, la muerte y el mundo.
Estoy en las puertas del abismo
Con la ruina en una mano
Y el olvido en la otra,
Esperando que la suerte
Me obsequie un abrazo.

sábado, diciembre 13, 2008

Quiero beber de tu fatalidad
Pues mi suerte y mi deber son ser feliz
En el instante antes del completo anochecer.
¿Qué importa si las yemas de mis dedos
No dejan huella alguna?
Sé que no soy eterno, ya no le temo al olvido.
Especifico: no estoy enfermo de hedonismo,
No vivo de placeres efímeros;
Sólo soy un ser cambiante,
Una escencia caótica de armonía disonante
Que encuentra substancia en la fantástica manía
De beber de tu fatalidad.

jueves, diciembre 11, 2008

El Sacristán Estructuralista o El Viejo Buitre Quiere Pachanguear

Me agradan las cosas áureas e impolutas,
Los sueños bohemios de cristales en el aire...
Estrujo por las tardes esos versos
De poetas cabizbajos fuertemente entre mis brazos.
Lloro de alegría ante la belleza de las frases,
Me conmueven las imágenes de magos de pelaje blanco
Que conjuran microcosmos, reales como chispas.
Pero primero adoro estar despieto...
No soy de pedir deseos a las estrellas fugaces.
Escucho, contemplo, huelo, desgusto, muerdo,
Me revuelco. El fango es mi elemento.
Admiro al viento y le converso
Pero nunca olvido el suelo;
Me nutro de esa sangre de los otros
Que es la mía. ¡Es la mía!
Soy feliz y eso me quema,
Me atormento por plantar semillas de azul cielo.
Seré fusilado por traidor, cambiaré de bando
Y les diré sonriendo
"La revolución se hace bailando".

jueves, noviembre 20, 2008

De Leones y Gacelas

El silbido metálico lastima al impaciente,
La brisa caliente golpea, pegajoza.
Se abren las puertas; la estampida,
La lucha salvaje por la supervivencia del más apto.
Por obra de la providencia, el joven
Correctamente vestido de traje
Divisa un asiento, ese rinconcito iluminado,
Ese algo tan valioso.
Se agazapa, acumulando energía...
Saca sus garras y se entrega al frenesí de la carrera.
Pisotea a un niño, empuja a una vieja,
Esquiva a un ciego sin darse cuenta
Y llega, fracciones de segundo antes
Que la mujer embarazada.

lunes, noviembre 17, 2008

La Noche Antes

Los cristales se imaginan singulares,
Únicos en un mundo de petróleo.
Las alondras, de pecho silvestre,
Vuelan lejos de la guerra.
Equidistantes entre muérdagos funestos y verdes colinas de cemento,
Los amantes.
El elíxir del deseo los libera, en violeta tenue,
De un impúdico amanecer sangrante.
Es tarde, corazones de mimbre,
El día anuncia la tormenta sin el agua.
Se separan, sabiendo que esta vez la sed
Anidará desierto en sus gargantas.
Se separan bajo la voz que pregona
El hundimiento de nuestra ciudad pecado,
Chapoteanto entre el portugués y el castellano;
Se separan a deshora, sin tristeza.
El viento pasa y nutre, los cristales se derriten;
Las plumas empetrolan cautiverio.
La guerra estalla.

lunes, noviembre 10, 2008

Desencuentro amargo en alocución idiota,
Verborragia en carnaval.
Los pies encadenados, clavados al miedo.
Mulata raja el suelo, ojos relámpago
Y él ahí, aterrado...
Lo convidan con un beso;
Lleno de cal, lejos de sus raíces pero con los pies desnudos,
Encadenado a la tierra pero sin ser telúrico, se niega.
Volver refunfuñando a dormir solo.

miércoles, octubre 22, 2008

Eutanasia

¿Se alarmarán, amigos médicos,
Si confiezo que no recuerdo mi tipo sanguíneo?
Un bálsamo radioactivo vendido en balde,
No se los pido. ¡Úntenselo a otra cosa!
Tanta pastilla dorada corroe,
El bálsamo es revólver.

Soy libre porque vivo sin detenerme
Y no me inclino ante la muerte,
Porque cada poema que suspiro me quita una pena
Y toda mi canción es un grito de guerra.
¡Que me lleve el Diablo! Traiciono a Dios.
Vine al mundo para pegarme un tiro,
No para malparir en esta asfixia
Que se sufre de lunes a domingo,
En este gas que en vez de curar te apaga lento,
En este ver la luz de día cada muerte de obispo.
No voy a darles el gusto, doctores,
De "quit your mess and straighten out"* como me piden.
Mi sangre es de los dolores de los puertos,
De las danzas de los pueblos fronterizos
Y no de mezquinos cisnes y palacios.

Sáquenme las sondas. ¡No quiero el suero!
La parca se sirve cruda y sin condimentos.
Con gusto me cortaría las venas
Si así alguien viera lo que está escondido
Bajo tanto cuento tuerto de Cabildo y Juramento:
La noche, cirujanos de oficina, está más allá
Del cielo razo;
Las estrellas no son las luces de neón.

De momento, les digo, no se aflijan,
No me ocultaré en el cráter de una lágrima
Bajo el eco de una herida.
Mi felicidad reposa lejos, en la búsqueda frenética
Y nunca en el encuentro,
En la larga caminata antes que en la tierra prometida.
Así pues, me levanto y digo adiós...
Zarpo hacia el olvido,
Me embarco en mi capricho de pirata.
Concluyo mi relato, sanadores, letrados y amas de casa,
Afirmando que la mejor quimioterapia
es el frío sin abrigo de un final en soledad.


*Slow Train, Bob Dylan.

jueves, octubre 16, 2008

Autodefinido V

Escribo desde el pecho
Como quien canta un tango,
Tiemblo en cada suspiro
Por los besos que no doy.
No vivo de pan, si no de amores malditos,
De ojos negros y roces sutiles.
Si mi cama está vacía
No es por pura cobardía
O capricho de noches febriles.
Sí, duermo en cama de una sola plaza,
Pero se debe a mi avidez
De jovenzuelo rapaz e impaciente
Que quiere beberse la botella entera
De un trago largo e ininterrumpido.
Impertinente, me desplomo
Como soldadito al fuego
Por la bailarina de juguete,
Doy la dentellada antes de tener los dientes.
Mi desgracia es apostarlo todo,
Siempre al diecisiete,
Quedando desnudo en una única tirada.
Quién sabe si aprenderé a tolerar
La espera con paciencia...
Entre tanto, seguiré despierto
En cada sueño revuelto
Y me echaré a reir, sonámbulo,
De todo aquel que tenga miedo a pecar un rato.