domingo, septiembre 28, 2008

Creeme corazón, no estoy maldito
Ni tengo el Diablo en el cuerpo.
Sólo te digo, no estoy vencido,
Todavía veo duendes cada tanto.

¿Y qué si soy un místico perdido?
Siempre estamos mi sombra y yo.

De principio a fin,
Los fuegos del rock son tres:
Combatir, soñar, morir en el mar.

lunes, septiembre 22, 2008

Malezas de espera agazapada
bajo el chirrido de una puerta atastaca.
La gota de sudor se suspende,
eterna. El corazón golpea
en el pecho de un otro.
El músculo bajo el ojo
se dispara solo,
tiembla una mejilla
mostrando dientes de perro.
A centímetros del colapso nervioso,
a un suspiro de que la birome feroz
penetre el cuello de la secretaria boba,
la voz por fin ladra:
"Que pase el que sigue".
Respira.
La negación del cielo:
La vida por la vida,
Con pasión y sufrimiento.
El mundo contra el mundo,
El soñar despierto.

viernes, septiembre 19, 2008

Abrimos paquete traz paquete vacío,
Soso, puntiagudo y delirante.
Masticamos aire impuro,
Nos rechinan los dientes.
El día entero interrogando por faltantes,
Maldiciendo.
Y justo en el punto exacto en que
Empezamos a desesperar,
Cae la noche.
Aun tenemos hambre
Pero salimos a bailar.

jueves, septiembre 11, 2008

Juzgado 23, Secretaría 230

Desentono, desaliñado en un cuarto
En donde todos se pavonean
Arropados en finos trajes de seda.
Miro a un lado y a otro
Pero no encuentro ni un solo ojo,
Únicamente las cuencas...
Me escucho a mí mismo decir
Palabras en una jerga que no entiendo,
Que jamás aprendí,
Que "acompaña la demanda un autoriza a compulsar".
Se me abren las puertas;
El encantamiento da resultado y paso
a otra sala helada, con caras muertas.
Me sumerjo en un casillero con la letra "A",
uno de los muchos que tiene uno de los miles de estantes dentro de una de las infinitesimales cámaras mortuorias contenidas en la Pirámide de la Injusticia.
Meto de lleno la cabeza en aquel agujero negro,
me desintegro.
El antropólogo, el músico, el poeta
Se quedan ahí, en la inmensidad impersonal.
Mi mano encuentra, por fin,
El expediente de Carlos Arreta...
Pero mi mano no es mi mano,
Lentamente se amalgama
En varita mágica automática.
Me domina la dinámica de la brujería y disparo,
conjuro un papel con la frase
"Adjunta oficio diligenciado".
El hechizo queda consumado
Cuando entrego el muñeco vudú acartonado
A la momia negra que se acerca a reclamarlo.
Muy despacio, salgo de la cámara,
De los casilleros, de la pirámide;
Voy volviendo a ser yo mismo mientras espero el colectivo...
Rápidamente, mi breve atisvo de autoconocimiento
Se ve cortado en seco:
Un oficial se me acerca,
me exige el documento.
"Señor Arreta", me dice, visiblemente irritado.
De nada sirve intentar explicarle
Que mi verdadero nombre es Santos,
Que soy honrado, que trabajo...
Mi maleficio había sido redireccionado.
No me queda otra,
Me veo obligado a acompañarlo
Cuando el brillo de sus esposas, de prepo
Se posa en mis muñecas.