viernes, marzo 23, 2007

Medicamentos Para Corredores de Bolsa

Caída libre y vertical
Horizontalmente estático
Caída en un fuego abismal
Hacia un inframundo lángido
Sepultura terrenal
Final del mundo mágico
Melodiosa terminal
Sin estructura cósmica

Hay un espasmódico calambre
En mi forma de hablar
Hay una lupina mordedura
En mi forma de amar

Estallido subatómico
Invertebradamente loco
Equilibrio pacional
Esquizofrenia asegurada
Epidemia de temor
A la post-mortem gloria
Demagogia renovada
Masturbación de la memoria

Hay un espasmódico calambre
En mi forma de hablar
Hay una lupina mordedura
En mi forma de amar

miércoles, marzo 14, 2007

Estampida

Que se mueran los bosque de pinos,
Que se extingan los arrayanes,
Que se calle el clamor de la vida verde,
Que los tambores no griten
Más canciones de amor,
Que se hundan las tierras,
Que se ahoguen los ciervos.
Que se derrumben los castillos,
Que se evaporen los palacios,
Que se desplumen las palomas,
Que hagan erupción a la vez
Todos los malditos volcanes,
Que naufraguen los barcos,
Que la furia del viento se desate
En infinitos huracanes.
Que se deshilen las banderas,
Que se despueblen las capitales,
Que se marchiten los girasoles,
Las magnolias, las violetas, los geranios,
Que se sequen los trigales,
Que me lleven demonios divinos,
Arcángeles malignos,
Sedientos barrabaces,
Si la paz aburre,
Si la guerra no duele,
Si la mierda no huele
Y los manjares saben mal,
Que sólo lloren los dedos,
Que sangren estos ojos,
Que llameen
Y que halla más chispas
Que palabras.

viernes, marzo 09, 2007

17

Pensando, enredando sombras en la profunda soledad.
Tú también estás lejos, ah más lejos que nadie.
Pensando, soltando pájaros, desvaneciendo imágenes,
enterrando lámparas.
Campanario de brumas, qué lejos, allá arriba!
Ahogando lamentos, moliendo esperanzas sombrías,
molinero taciturno,
se te viene de bruces la noche, lejos de la ciudad.

Tu presencia es ajena, extraña a mí como una cosa.
Pienso, camino largamente, mi vida antes de ti.
Mi vida antes de nadie, mi áspera vida.
El grito frente al mar, entre las piedras,
corriendo libre, loco, en el vaho del mar.
La furia triste, el grito, la soledad del mar.
Desbocado, violento, estirado hacia el cielo.

Tú, mujer, qué eras allí, qué raya, qué varilla
de ese abanico inmenso? Estabas lejos como ahora.
Incendio en el bosque! Arde en cruces azules.
Arde, arde, llamea, chispea en árboles de luz.
Se derrumba, crepita. Incendio. Incendio.
Y mi alma baila herida de virutas de fuego.
Quién llama? QUé silencio poblado de ecos?
Hora de la nostalgia, hora de la alegría, hora de la soledad,
hora mía entre todas!
Bocina en el que el viento pasa cantando.
Tanta pasión de llanto anudada a mi cuerpo.

Sacudida de todas las raíces,
asalto de todas las olas!
Rodaba, alegre, triste, interminable, mi alma.

Pensando, enterrando lámparas en la profunda soledad.
Quién eres tú, quién eres?





Neruda.