jueves, julio 01, 2010

Los Niños Jueces

El aljibe estaba fresco al refugio
De la sombra del ombú, el arbusto.
La sed moría despacio, tan despacio
En la aridez del Monte Salado.
Los Niños Jueces jugaban con su cabrito
Al tiempo en que el Sargento Ahorcado
Patrullaba los llanos con aires de gato.
Los Niños Jueces no han ido a la mina
Y no están trabajando. Sargento Ahorcado
Es un hombre correcto y conoce sus deberes;
Del gusto a sangre y sus placeres, supone,
Se desprenden los verdaderos menesteres.
Su palabra es ley. Su cinto es el verdugo.

El cabrito cae en la tierra roja
Al tronar sobre su cuerpito una bala rauda.
La bala presagia la clara venganza:
Los Niños Jueces se mueven veloces
Y al Sargento tiran al aljibe fresco.
El balde apresa la cabeza del oficial
Y Ahorcado expira entre quejidos inhumanos.

Más triste que no tener un destino
Es saber que al destino lo asegura el poder.
Sufre una madre en su casa de barro,
Los inocentes se manchan de culpa.
Los Niños Jueces cantan bajito en cuarto cerrado,
Mirando traz las rejas el aljibe sombreado.