El sol de enero,
Más caliente de lo que acostumbra,
Me nieva en los ojos;
Por algún motivo no me alumbra.
Estoy perdido y ciego
Entre reflexiones oscuras:
¿Qué será de mis hijos?
Desde la sangre de mis padres perdidos,
La derramada en la batalla sin tregua,
La respuesta austera arriba en susurros:
-Fé.
Frunzo el entrecejo desconcertado
Y no presto oídos a esas patrañas,
Me resuenan a iglesia.
La sangre peregrina aun inciste
Un rato antes de irse:
-Fé -repite, agotada.
El puntiagudo mensaje impacta por fin,
Al tiempo en que el aliento
se escapa rumbo al mar.
La nieve en los ojos no se quita
Pero se anima a lagrimear.
Caigo de rodillas abrumado
Por las ganas de creer
Y exclamo, conmovido:
-Fé! La única justicia es el azar.
¿Pero qué será de mis hijos? ¿Qué será?
Me ha dicho la sangre "lo que sea",
Me ha dicho el silencio "no hay volver a nacer".
Me ha dicho un fulano que la vida es sueño,
Me ha dicho un amigo que habría que recrudecer
sin dejar de ser tierno.