lunes, diciembre 29, 2008

Tengo la gloria eterna
Pesándome en los hombros,
La muerte a mis espaldas
Lamiéndome la oreja y,
Apretándome las sienes,
La soledad.
¿Puede eso llamarse vida?
Renegaré ahora mismo
De la gloria, la muerte y el mundo.
Estoy en las puertas del abismo
Con la ruina en una mano
Y el olvido en la otra,
Esperando que la suerte
Me obsequie un abrazo.