jueves, noviembre 20, 2008

De Leones y Gacelas

El silbido metálico lastima al impaciente,
La brisa caliente golpea, pegajoza.
Se abren las puertas; la estampida,
La lucha salvaje por la supervivencia del más apto.
Por obra de la providencia, el joven
Correctamente vestido de traje
Divisa un asiento, ese rinconcito iluminado,
Ese algo tan valioso.
Se agazapa, acumulando energía...
Saca sus garras y se entrega al frenesí de la carrera.
Pisotea a un niño, empuja a una vieja,
Esquiva a un ciego sin darse cuenta
Y llega, fracciones de segundo antes
Que la mujer embarazada.