sábado, febrero 14, 2009

A Fulanita de Tal

Viajo en letras sifilíticas
Hacia paisajes ciclópeos e inestables,
Árido como un vendedor de seguros.
Me desvivo por el recuerdo de un amor desolado
Que jamás sonó a violines;
Espero, como entumido, entre desechos de curtiembres
Algún latigazo de la suerte.
Si es cierto que vine al mundo para pegarme un tiro
¿Por qué todavía respiro?
Tengo un reloj que pierde las horas entre las once y las seis;
La respuesta: al caer la noche ya no soy yo mismo.
En ese momento entiendo que el tiempo
Es un invento, y la vida una sonfonía disonante.
Al caer la noche, ya no soy yo mismo,
Existo, casi exclusivamente para ese par de ojos negros
Que aun no he visto.