viernes, junio 13, 2008

Entra, salvajemente.
Pide un café. Bien negro.
El mundo le queda grande esta mañana.
El café sería whisky, pero es café.
¿Cuándo? Ya es hora.
Avanza, se desembaraza
de la rima.
Aborta. Estalla.
Sería whisky, pero es café.
¿Dónde? Lejos, perdido.
No entiende, no sabe
o no le importa.
-Dame diez gramos de milonga.
Inhala un poco de suplicio,
sangra. Por la nariz.
Ahora sí, tranquilo. Exhala.
Ahora sí, se va a trabajar.
Pero todavía le muerde
la misma idea bastarda:
sería whisky...