La piel de la paradoja
Es una cajita llena de noviembres
Caminar sobre alfombras rojas
Más bien te deja un gusto a curtiembre
La sangre de la paradoja
Es pudrirse en las estructuras
Es quemarse con inhertes sogas
Rezando por algo de libertad
La carne de la paradoja
Tiene cuerpo y alma de mazmorra
Pero más bien huele a rosas
Cultivadas en ciudad
La paradoja de la urbanidad
Es un útero carcelero en llamas
Del que tendrás que nacer al alba
Dejando viuda a la vacuidad